Susana ollero

ESTA ES MI HISTORIA

Llevo en el ADN ayudar a los demás. De hecho, estudié periodismo para dar voz a las injusticias. Y así empecé: haciendo prácticas en un periódico local escribiendo sobre temas sociales. Luego me fui a Nicaragüa como voluntaria, trabajé en el departamento de prensa de una ONG y terminé montado una fundación para personas sin hogar. Hasta que llegó a mi vida el coaching y me puso todo del revés. 

Fue un curso vivencial de varios meses sobre inteligencia emocional, coaching y liderazgo. Realmente lo hice, porque deseaba adquirir más aptitudes para dirigir la ONG que quería crear. Sin embargo, terminé conociéndome mejor y descubriendo cómo ser una mejor versión de mí misma. Me di cuenta de cuáles eran mis creencias limitantes y, sobre todo, de cómo salir de mi zona de confort para ser una mujer segura. Conseguí resultados extraordinarios en mi vida, mejoré la relación con mis seres queridos, aprendí de mis errores del pasado, comencé a liderar equipos y a disfrutar del ahora. Ví los frutos del curso en mí y en mis compañeros. Algunos de ellos son hoy mis mejores amigos. Todo aquello nos unió con un vínculo difícil de romper. 

El coaching cambió tanto mi vida que decidí convertirme en coach para ayudar a las personas a ser su mejor versión, a vivir más felices, más plenas y, sobre todo, más conscientes. Así que estudié con una escuela estadounidense y me certifiqué con la CCA, la Certified Coaches Alliance. Una asociación internacional de coaches. De eso hace ahora seis años y aún sigo aprendiendo cada día. Siempre digo que el camino de la transformación sólo se acaba cuando nos morimos. Estamos en constante aprendizaje. 

Cuandoobtuve el título empecé a trabajar como coach, pero me di cuenta de que el ejercicio y la alimentación llevaban mi vida a otro nivel. El coaching me ayudaba a gestionar mis relaciones y mi comunicación, pero el entrenamiento y una buena nutrición me daban foco y energía. 

Empecé a aprender sobre alimentación hace más de diez años, porque mis digestiones siempre han sido muy pesadas. Aunque todo eso lo supe, cuando comencé a escuchar a mi cuerpo: me sentía más hinchada cuando tomaba lácteos, o tardaba horas en hacer una digestión, si la comida tenía mucha grasa… Hice cursos, leí libros y probé varias tendencias para sentirme mejor por dentro. Y poco a poco fui encontrando mi propio sistema de alimentación, el que mejor me sentaba: verduras y frutas frescas, legumbres, huevos, frutos secos, aves, pescado, semillas, especias e infusiones. Todo cocinado al vapor y sin salsas. Al final todo radica en lo mismo: escuchar a tu cuerpo y comer lo menos procesado posible. Así de fácil y así de difícil de poner en práctica. Sin embargo, al final nos adherimos a una nueva rutina, porque encontramos buenos resultados. Y así fue como fui constante: me sentía mucho mejor por dentro y por fuera. Con más energía y menos pesada e hinchada. 

El ejercicio lo descubrí casi a la vez, a los 30. Mi ‘click’ llegó por un viaje. Iba a recorrer Italia durante 21 días y alguien me dijo que mi condición física no era la más adecuada para darme esa paliza. A pesar de que esa persona lo dijo para chincharme, era cierto que mi peso estaba seis kilos por encima de lo que suelo pesar siempre y mi tono muscular era prácticamente inexistente. Así que me propuse adelgazar y fortalecer mi cuerpo. Más por mí que por aquel dichoso viaje. Por sentirme ágil y fuerte. Llevaba en gimnasios desde los 20 años, pero nunca me había tomado en serio el ejercicio. No era constante. Empecé a entrenar la fuerza y a practicar todo tipo de cardio en clases colectivas: spinning, step, incluso boxeo. En tres meses conseguí enormes avances: mi cuerpo empezó a formarse, me sentía más ligera y más fuerte. Sentía que yo llevaba a mi cuerpo y no él a mí. Llevo 14 años practicando deporte a diario. Me pasó como con la alimentación: los buenos resultados hicieron que fuera constante y tuviera disciplina. Así era como quería vivir: a gusto con mi cuerpo y con mi mente. 

Por eso he creado el ‘Método 360’ que combina alimentación, entrenamiento y coaching, porque a mí me han cambiado la vida para mejor. Porque me gusta lo que veo en el espejo y lo que pienso cada día. Porque unos hábitos de vida saludables lo son todo para disfrutar del presente. Porque de eso va la felicidad: de sentirnos a gusto con lo que pensamos, sentimos y hacemos. 

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