Susana ollero

BRILLI, BRILLI

Para todos aquellos que buscan un compañero de vida. Abstenerse los que quieren encontrar al amor de su vida… no existe. Lo siento…

La Bella Durmiente, Cenicienta, Aladín, La Bella y la Bestia, La Dama y el Vagabundo, La Sirenita, Tarzán… ¿qué tienen todas estas películas de Disney en común? Chico conoce a chica, se gustan, viven experiencias juntos, se comprometen y son felices para siempre. ¡Y todo esto sucede en hora y media! Y así crecemos creyendo en los amores de película. Una creencia limitante que se fija durante nuestra adolescencia cuando vemos otras cintas como: Titanic, Pretty Woman, Desayuno con Diamantes, Amelie, Dirty Dancing… Mismo argumento: se conocen, se enamoran y son felices para siempre. ¡Y todo pasa en pocas semanas! Se convierten en modelos que nos condicionan.

Tengo 44 años y os puedo asegurar que llevo años pagando los precios de buscar el amor de mi vida, de enamorarme intensamente y de acumular fracasos amorosos. Y vivo rodeada de amigos y conocidos a los que les pasa lo mismo. Por eso el primer artículo de mi blog es para compartir mi aprendizaje en el camino del amor. 

Empiezo por la chicha, para qué esperar. ¿Dónde está la clave? En la falta de confianza. Querer que nos quieran, sin querernos y valorarnos a nosotros mismos primero. ¿Y cómo se arregla esto? Empoderándonos. Una palabra que se ha puesto de moda en los últimos años y se ha llenado de ideología política, pero que existe desde hace mucho tiempo y es neutra, ni de izquierdas, ni de derechas. 

A partir de ahí, viene el segundo error: buscar a alguien que nos haga felices, en vez de ser felices y buscar a alguien para compartir nuestra felicidad. Alguien que nos sume, aporte y multiplique. ¿Y cómo se arregla esto? Consiguiendo nuestra felicidad individual.

Y entonces llega el tercer paso: aparece esa persona que nos hace tilín, que nos gusta, a la que vemos guapa, atractiva y simpática. Quedamos con ella un par de veces, nos escribimos decenas de mensajes, hablamos conversaciones interminables todos los días y… ¡Nos enamoramos! ¡Es la persona que buscábamos! Y en pocas semanas, ¡se convierte en el hombre o la mujer de nuestra vida! 

En sólo tres pasos, la hemos vuelto a cagar. ¿Cómo se arregla esto? Siendo conscientes de cómo estamos actuando para transformarlo. ¿Cuesta? Sí. ¿Tenemos que esforzarnos? Sí. ¿Tiene resultados increíbles? También.

A mí me ha costado muchos años, un divorcio, dos rupturas importantes y muchas desilusiones. Pero al fin comprendí lo que hacía que no me funcionaba: ¡el brilli, brilli!

¿Qué es el brilli, brilli? Enamorarnos del 5% de la personalidad del otro y extrapolarlo al 100% idealizándole. Nos enamoramos en pocos días de lo poco que conocemos a la otra persona. Como en las películas, todo pasa muy rápido. Porque ahora todo lo hacemos rápido: cocinar, trabajar, dormir, salir, entrar… Pero conocer a una persona requiere tiempo, criterio y claridad mental. 

Y nos enamoramos de ese 5%, porque estamos ávidos de encontrar la felicidad en el otro; porque no somos exigentes por miedo al abandono; porque nos conformamos con la mediocridad, porque no nos creemos merecedores de la excelencia; porque nos da miedo poner líneas rojas, porque no somos conscientes, ni siquiera, de que las tenemos; porque se nos nubla el criterio por el enamoramiento rápido…

Y sobre todo nos olvidamos de algo que sirve precisamente para conocer a la otra persona y ver si hay compenetración, compromiso y visiones de vida compatibles: el noviazgo. Ahora hacerse novios significa comprometerse de por vida, por eso cuesta tanto dar marcha atrás cuando descubrimos que no es la persona adecuada y que nos hemos equivocado.

¿Por dónde empezamos entonces para que no vuelva a suceder? Elevando nuestro nivel de consciencia, empoderándonos, queriéndonos, disfrutando primero con nosotros mismos, con nuestra compañía, sabiendo qué buscamos, qué no queremos, lo que valemos, nuestros valores y nuestros objetivos de vida, conociendo poco a poco al otro, paso a paso, valorando los precios y recompensas que tiene estar con esa persona, si tenemos dudas… en resumen: no dejarnos llevar por nuestro piloto automático y salir de nuestra zona de confort en el amor. 

Después de años ya no busco al hombre de mi vida, sino que he encontrado a mi compañero de vida. Ya no le necesito para nada, pero le quiero para todo. Me he dado cuenta de que una cosa es querer y otra es querer bonito, y que querer bonito es hacerle la vida fácil al otro. 

Espero haberos ayudado.

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