Infancia

Mi primer recuerdo de la niñez es que quiero una hermana a toda costa. Me siento sola jugando.

Además, ya empiezo a exigirme ser la mejor en todo:
en el colegio, como hija… quiero ser ‘perfecta’.

Adolescencia

Quiero seguir siendo la mejor, pero me siento insegura y no soy feliz con mi cuerpo: tengo complejo de gorda y nariz grande. Me encierro en mí misma y no sé gestionar mis emociones.

Tengo falta de autoestima, lo que me lleva a tener mucha dependencia de los que me rodean. Echo de menos tener más personalidad, pero en el colegio siempre saco buenas notas, me encanta estudiar.

Mi primer trabajo

Siempre he sido hiperactiva y tengo claro que quiero trabajar mientras estudio la carrera de Periodismo, así que empiezo a escribir como becaria en un periódico local de Madrid. Sigo sin saber gestionar mis emociones y mi felicidad sigue dependiendo de los demás. Me independizo a los 24 años. Me voy de casa de mis padres para crecer, pero un año después vuelvo, porque me doy cuenta de que necesito madurar antes de ser independiente.

Por otro lado, siempre he querido ayudar. Lo llevo en mi ADN. Así que con 25 años me voy un verano de cooperante a Nicaragüa. Ese viaje me marca para siempre: decido que quiero montar una ONG.

Mi matrimonio

Sigo haciendo cursos de comunicación e interpretación para perfeccionar mi trabajo y empiezo a preocuparme por el mundo de la nutrición y el deporte. Descubro que esos dos pilares me dan equilibrio. Por otro lado, no paro de trabajar: mi faceta televisiva en varias cadenas las complemento con trabajos de publicidad y presentación de eventos. Sin embargo, sigo desempoderada y no me quiero a mí misma. Me enamoro de los hombres muy rápido y les idealizo. Y eso me pasa con mi exmarido. No es la persona adecuada. Tardo 6 años en divorciarme y termino metida en una depresión.

El coaching y mi ONG

Me acerco al mundo del coaching gracias a un curso vivencial con el que descubro mis creencias limitantes. Consigo tantos y tan buenos resultados que decido ayudar a las personas a través de esta disciplina. Empiezo a estudiar para formarme como coach y me licencio tres años después.

Laboralmente, sigo trabajando en televisión y publicidad, pero cojo una excedencia de un año para montar una ONG para personas sin hogar. Mi confianza en mí misma va creciendo.

Empiezo a quererme

Vuelvo a los medios de comunicación tras ese año de excedencia y empiezan a abrirse nuevas puertas en televisión.

Continúo complementando mi formación como coach y realizo un PHD en Liderazgo con la empresa WE Liderazgo Social y Corporativo y un Curso Superior de Psicología Positiva Aplicada con la Escuela Europea de Psicología Positiva. Llega la tercera gran ruptura sentimental de mi vida y comienza mi verdadera transformación. Es entonces cuando soy consciente de que antes de buscar a alguien que me ame ‘bonito’, me tengo que amar a mí misma. Empiezo a quererme, a aceptarme y a empoderarme.

Madurez

Hago mi primer viaje sola: cruzo el Atlántico y me voy 15 días a Miami. Allí descubro que soy mi mejor amiga y que siempre estaré en el lugar adecuado, porque me tengo a mí misma. El puzzle de mi vida empieza a encajar y conozco a mi compañero de vida.

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